martes, 23 de abril de 2013

en cascos de roble

Yo soy de aquellos que nunca están conformes consigo
y eso está bien.
Porque nacimos en un monte de mentiras y peleamos
por salir de nuestra propia tierra:
una selva de mentiras.

Peleamos toda la vida.
Porque si un día llegamos a los bordes
nos da miedo y pena abandonarla.
Y si lo hacemos, entrando al mundo sano
donde hombres y mujeres son hombres y mujeres
y ríen y hablan y se quieren
no reímos ni hablamos ni queremos
solo sabemos pelear por la verdad
y añoramos la mentira para pelear por la verdad
y eso está bien.

Como está bien la rosa
retorcida y vieja y silvestre
que da sus rosas en otoño
en primavera
y en verano
porque está viva,
así salimos nosotros de la mentira
así empezamos nosotros a triunfar
celebrando victorias y derrotas solo nuestras
desde el más puro egoísmo
siendo simple y llanamente nosotros mismos
por una vez.

No gruñimos ya contra las ramas que se nos cruzan
nuestra voz se alza porque es sólo nuestra voz al fin
nuestra íntima, curtida en la mentira voz 


vieja y querida como los cuartos de la infancia.










5 comentarios:

  1. Hay algo injusto en exigirnos honestidad todo el tiempo, incluso en la poesía. La confesión sólo corresponde al reducido mundo del confesionario, o del juicio, si llega. La confesión es una manera de decir lo que los otros quieren, entonces no sé hasta dónde es honesta.

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    1. sobre todo porque esa exigencia va contra la intuición, el poder de observación, y sobre todo, la caridad. amenaza la confianza en la imaginación, que es la que en el fondo decide qué es real y qué no en el mundo de cada uno, y la que nos da la verdadera libertad para el amor y la amistad. es una exigencia cruel. lo que no quiere decir que la honestidad sea mala.
      me sorprendió el salto que hace entre honestidad y confesión. evidentemente no es lo mismo. una confesión forzada, por la circunstancia que sea, por decir lo que otros quieren, no tiene ningún valor de honestidad, claro, no tiene ningún valor.
      pero calculo que usted está pensando más en cómo la exigencia de honestidad puede llevar a identificarse tanto con lo que uno escribe, que al final no escribe, como le leí alguna vez.

      el obsesionado por la verdad, o la honestidad, siempre oculta una mentira. tanto empeño en ocultarla, le arruina la vida, el amor y la amistad. este poema quiere mostrar la contradicción en que se encuentra, con una sugerencia de redención.
      y es absolutamente personal, como experiencia. pasa que a veces tengo la sensación de que tiene algo que puede resonar en otros.

      la condición humana es inseparable de contradicciones como estas. Decir que la verdad no existe es una verdad tan represiva como cualquier otra. el desafío es darse una moral que se pueda seguir "en espíritu y verdad", no solo de palabra. o será que hay que sacar la palabra verdad definitivamente del diccionario? nos quedamos solo con el espíritu?

      la religión tiene mucho que decir sobre estas cosas. fíjese que el cristianismo, pletórico de paradojas, pone en el lugar de la verdad, no un concepto, un dogma, sino una persona.




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    2. y quería decir que esas preguntas, "o será que hay que sacar la palabra verdad definitivamente del diccionario? nos quedamos solo con el espíritu?", no son retóricas, me lo pregunto de verdad y a veces creo que vamos para ahí. si eso es bueno o malo, no se.
      pero se puede pensar en una humanidad cuyo lenguaje, no utilice la palabra verdad, desaparezca como concepto. entonces la "verdad" sería algo expresado solo en el cuerpo, en la vida entera condensada en el presente perfecto.
      otras palabras, conceptos, dejerían de existir. Bien y mal para empezar. y así seguiría hasta que no quede palabra alguna. sería como una gran avalancha de silencio mental y música concreta, hasta llegar a la comunicación telepática y el desarroyo total de las potencias de la mente humana, por tanto tiempo encadenadas a el tosco lenguaje articulado.

      aparte, que feas que quedan las preguntas retóricas

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    3. Parafraseando a Borges "si como dijo el griego en el Cratilo, el nombre es arquetipo de la cosa", me pregunto si eliminando la palabra, eliminamos la cosa también. Si es así tengo una lista extensa. Ahora bien, todas las palabras no me parece, porque si no ¿con qué cuernos curramos los malos poetas? El poema es amargo de tragar, remueve mucho, ud lo sabe. Pero al fin esa parece ser la función de quien toma la decisión de escribir no? arrojar algo de luz ahí donde todo parece ser sombras, no para que adquiera una dimensión distinta, sino para que se vea y nadie pueda hacerse el otario. O algo así. Salú cirro, salú cúmulo!

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  2. gracias hildegard.
    le juro que quise endulzarlo en lo posible.
    y si, puede ser esa la función del escritor, de algunos por lo menos.
    para mi se trata más bien de mi propia cabeza, de como escribe lo que ve, o como ve lo que escribe.
    la literatura, al menos la que me interesa, tiene sentido porque se ocupa de cosas que solo se pueden expresar con literatura, porque pertenecen al misterio, que no tienen solución, siempre contradictorias, paradójicas y simples al mismo tiempo. mostrar como se puede convivir con estas cosas, darles sentido sin reducirlas y en lo posible con belleza. esa es la función, si estamos obligados a darle una, de la literatura.
    es por eso que existe el mito, es por eso que la imaginación llega allí donde la razón por si sola no, por eso es más interesante una buena historia, un buen poema, que la exposición del pensamiento sobre cualquier tema.
    y por eso me reservo el derecho a decir que todo lo que acabo de escribir no vale nada, pero nada.
    salud!




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